"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

22 de enero de 2011

Subsidio de estudio N°2 del Seminario Bíblico de verano 2011 - Unidad y diversidad de la Biblia

Subsidio de estudio N° 2 del Seminario Bíblico de verano 2011.

“Cómo interpretar la Biblia”

Unidad y diversidad de la Biblia (ver con ambos ojos)


I La unidad de la Biblia

(…). Además, san Pablo usa también la bella imagen del árbol de olivo para describir las relaciones tan estrechas entre cristianos y judíos: la Iglesia de los gentiles es como un brote de olivo silvestre, injertado en el olivo bueno, que es el pueblo de la Alianza (cf. Rm 11,17-24). Así pues, tomamos nuestro alimento de las mismas raíces espirituales. (…) (Verbum Domini, 43)

Es el mismo Dios el que reveló su plan en ambos Testamentos, esto queda demostrado en los grandes temas fundamentales de la Escritura: Dios, alianza, templo, elección divina, sacrificio, justicia, redención, salvación, santidad, oración, etc. La presencia de estas cosas en los dos Testamentos no es casual sino orgánica y aquellos términos cruciales de la Antigua Alianza quedan definidos en la Nueva en el Misterio de Cristo.

La misericordia de Dios está en el Antiguo Testamento y su condescendencia hacia Israel sobrepasa a la justicia por su amor: “De lejos se le apareció el Señor: Yo te amé con un amor eterno, por eso te atraje con fidelidad” (Jeremías 31,3). Esto se verá plenamente configurado en el Nuevo Testamento: “Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna” (Juan 3,16).

Conscientes de que el mismo Dios que habló por los profetas es el que se manifestó en Jesucristo, los cristianos aceptaron desde el principio el AT como Palabra inspirada por Dios. Por eso es que el uso cristiano del AT depende de la fe en que el mismo Dios de Israel es el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo y siendo así es imposible apreciar con profundidad la enseñanza de Jesús y de quien es Jesús separándolo de la historia, profecía, creencias, marcas de identidad, sabiduría y poesía de la matriz judía, en especial, del actualmente llamado “judaísmo del II Templo”.

Asimismo, los discípulos del Señor profundizaron su conocimiento acerca de quién es Jesús leyendo las Escrituras veterotestamentarias. También, los escritores sagrados del Nuevo Testamento recurrieron a las profecías para probar teológicamente que Jesús es el Mesías prometido a Israel (cf. Mt 1,23; Hch 2,22-36) y presentar a la comunidad cristiana como el Nuevo Israel de Dios (Ro cap. 9-11). Fue la lectura cristológica del AT la que proporcionó a la Iglesia primitiva los conceptos fundamentales y el lenguaje en que proclamaron la Buena Noticia de Jesús, por eso tanto el conocimiento de la Ley como los profetas y el resto de los Escritos fue y es una clave para la comprensión del Nuevo Testamento.

Si bien es cierto que la Biblia hebrea puede ser leída a partir de sí misma (como hacen los judíos), resulta innegable que una de las creencias más importantes que aportaron sus predicaciones es la esperanza mesiánica que se alcanzaría en el futuro.

“Una doble convicción se manifiesta en otros textos: por una parte, lo que está escrito en las Escrituras del pueblo judío tiene que cumplirse necesariamente, pues revela el designio de Dios que no puede dejar de realizarse; por otra parte, la vida, la muerte y la resurrección de Cristo corresponden plenamente a lo que habían dicho las Escrituras. (El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana, 6. Pontificia Comisión Bíblica, 2001)

Por todo lo expuesto podemos establecer el siguiente principio hermenéutico:

1)     El AT recibe su sentido pleno sólo en relación con Jesucristo, cuya venida prepara, prefigura y anuncia.
2)     El Misterio de Cristo no fue dado a conocer a las generaciones pasadas (Ef 3,4-5) pero fueron vislumbradas las “semillas del Verbo Encarnado Jesús” por los profetas de Israel
3)     Los Escritos del NT están sutilmente entretejidos con los del AT.

Ahora bien, y apuntando a la excelencia, la unidad de la Biblia no debería tratarse como un principio que debe darse por descontado, sino que en buen trabajo de interpretación y comunicación de la Palabra de Dios es algo que debe buscarse. La unidad de la Biblia no debería constituir un punto de partida a la hora de interpretarla sino la meta de un proceso de estudio, interpretación y reflexión teológica. ¿Por qué decimos esto? Porque la Sagrada Escritura no sólo tiene unidad sino también diversidad.

II La diversidad de la Biblia

“Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.” (Hebreos 1, 1-2).

Gracias a Dios la diversidad bíblica es más notoria que la unidad, la cual no es estática sino dinámica y como resultado de todo un proceso. La Biblia en cuanto unidad incluye la pluralidad (“ta biblia” en griego quiere decir “los libros”). Es imposible reducir la Escritura a una uniformidad, aunque sea “en Nombre de Cristo”, pretendiendo hacer decir lo mismo al Antiguo y al Nuevo Testamento sin falsear el sentido de ambos. El NT nos trae la novedad de Jesucristo y al mismo tiempo una auténtica continuidad vincula ambos Testamentos. Algunos teólogos pre histórico-críticos pretendieron extraer de las Escrituras un sistema unificado y redondo, así como en la actualidad los grupos de fanáticos pretenden que todos los textos bíblicos hablen con la misma voz.

La Iglesia desde el principio entendió que la multiplicidad es también un componente esencial de la vitalidad cristiana, de hecho conservó cuatro versiones del Evangelio que responden a cuatro tradiciones cristianas diversas que anuncian el mismo Mensaje de salvación ¡unidad y diversidad!

Algunos ejemplos:

a)     El Apóstol san Pablo exhorta a los cristianos a obedecer a las autoridades políticas y judiciales (Ro 13, 1-7); en el Apocalipsis, al contrario, el visionario de Patmos describe de manera simbólica al Imperio Romano como un agente de Satanás y al César como una “Bestia” al servicio del mal. Esto es porque Pablo escribe cuando el Imperio Romano no perseguía a los cristianos y aún conservaba fuertes sus institutos del derecho, además el Apóstol era ciudadano romano; en cambio, el autor del Apocalipsis lo hace en tiempo de crisis y persecución adoptando el lenguaje duro del género literario apocalíptico.
b)    Génesis caps. 1,1-2,4a y 2,4b-24 nos ofrecen dos relatos distintos de la Creación y todos los intentos de uniformarlos son forzados artificialmente. Básicamente el primero nos ofrece una perspectiva cosmológica y el segundo una perspectiva antropológica; en el primer texto el hombre aparece en el sexto día y en el segundo antes de las plantas y animales; además, el segundo texto es más antiguo que el primero. Lo que sucede es que el poema litúrgico de Gn cap. 1 se colocó al comienzo del Pentateuco en el siglo V a.C. por la tradición sacerdotal.  
c)     El sermón de la montaña (Mt caps. 5-7) y el sermón del llano (Lc 6,17-47) muestran semejanzas y diferencias del mismo discurso de Jesús, no son dos discursos distintos sino el mismo tratado de manera diversa por dos tradiciones cristianas distintas. Para Mateo lo importante es mostrar a Jesucristo como antitipo de Moisés, el Nuevo Moisés es el legislador divino que va más allá de la Ley, que la profundiza, por eso la montaña está cargada de simbolismo (Ex 19,20), Jesús está en lo alto y su discurso es muy largo; en cambio para Lucas la montaña es vista como el lugar de oración de Jesús, de encuentro con Dios y el discurso transcurre cuando baja para enseñar, Jesús es antitipo de Moisés como instructor (Torá es instrucción) al pie del monte (Ex 24,3), Jesús dirige el discurso como un maestro y profeta humano que habla desde el llano y su discurso es más corto y también más confrontante.
d)    La presencia de discrepancias bíblicas fue reconocida por el mismo Jesucristo. En la discusión de Mt 19,3-9 sobre el matrimonio Jesús se ve obligado a corregir lo establecido en Dt 24,1 a la luz de Gn 1,27 y 2,24. Con este replanteo se pasa de los privilegios varoniles a la unión del hombre y la mujer en mutua complementación y responsabilidad.

Asimismo, el Nuevo Testamento está lejos de ser una exposición sistemática de la fe cristiana y menos de un conjunto de respuestas dadas de antemano para todo tipo de problemas. De hecho, si esto fuera así existiría una sola confesión cristiana pero al contrario, a lo largo de más de 2000 años, las hay innumerables ofreciendo distintas interpretaciones acerca de Jesús, la Iglesia y la fe. Aclaremos que en este último caso no hablamos de pluralidad sino de fragmentación, de división, de sectarización.

La Biblia nos ofrece diversos documentos, escritos en más de un milenio en diversas circunstancias por diversos escritores y con enfoques diversos en distintos idiomas (hebreo, arameo y griego). Los hagiógrafos escribieron inspiradamente desde su contexto vital, comunicando la Palabra de Dios en el lenguaje y la cultura de sus tiempos.

Conclusión

No es lo mismo “unidad” que “uniformidad”, como tampoco es lo mismo “diversidad” que “fragmentación”, nótese como esto se cumple tanto con la Escritura como con la Iglesia (“católica”, “universal” quiere decir “uno frente a muchos”, unidad y diversidad). Si nos conformamos sólo con la unidad de los textos bíblicos caemos, desgraciadamente, en una rigidez fundamentalista. Por otro lado, si reducimos la Biblia a una cuestión exclusivamente múltiple caemos en el equivocismo, en una suerte de minimalismo que reduce a la Escritura a una mera creación literaria humana que no toma en cuenta el origen divino de la inspiración de sus autores, caemos en un “relativismo bíblico y teológico”. Por lo tanto, debemos interpretar la Escritura de manera analógica e inclusiva: “no sólo tiene unidad, sino también diversidad”.

“Permaneciendo siempre a salvo la verdad y la santidad de Dios, en la Sagrada Escritura se manifiesta la admirable "condescendencia" de la Sabiduría eterna, "para que conozcamos la inefable benignidad de Dios, y de cuánta adaptación de lenguaje ha usado, teniendo providencia y cuidado de nuestra naturaleza". Porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al lenguaje humano, así como en otro tiempo el Verbo del Padre eterno, asumida la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres.” (Constitución Apostólica Dei Verbum, 13. Concilio Vaticano II)

Lo más facilista es ver como tuertos, con un solo ojo, con el ojo exclusivamente divino (Jesús es Dios) y la Biblia pasa a ser una obra total del Espíritu Santo que usó a los escritores como “médiums en trance” que no sabían lo que decían, como cuerpos sin inteligencia, como un pintor usa un pincel o un escritor una birome; asimismo, es facilista ver solo con el ojo humano (Jesús es hombre) y la Biblia pasa a ser una obra total de escritores que usaron al Espíritu Santo como una disculpa para expresar sus propias ideas. Al contrario, el desafío de los verdaderos cristianos es ver con ambos ojos, el celestial y el terrenal, es más difícil que lo anterior pero a Dios le plugo encarnarse: Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Si es en Él en quien se realiza nuestra salvación y la unidad de la Escritura, entonces así debemos interpretarla, no como los tuertos espirituales sino con ambos ojos, el divino y el humano ¡unidad y diversidad!

“Esta salvación ha sido objeto de la búsqueda y la investigación de los profetas que vaticinan sobre la gracia destinada a ustedes. Ellos trataban de descubrir el tiempo y las circunstancias señaladas por el Espíritu de Cristo, que estaba presente en ellos y anunciaba anticipadamente los sufrimientos reservados a Cristo y la gloria que les seguiría. A ellos les fue revelado que estaban al servicio de un mensaje destinado no a sí mismos, sino a ustedes. Y ahora ustedes han recibido el anuncio de ese mensaje por obra de quienes, bajo la acción del Espíritu Santo enviado desde el cielo, les transmitieron la Buena Noticia que los ángeles ansían contemplar.” (I Pedro 1,10-12).

¡Gloria a Dios!

Preparado por Mauricio Shara en base a la siguiente bibliografía:

Texto de la Biblia versión argentina “El Libro del Pueblo de Dios”
P. Armando J. Levoratti, “Cómo interpretar la Biblia”, Comentario Bíblico Internacional católico y ecuménico para el siglo XXI, Navarra, Verbo Divino, 2005, 11-14
Concilio Vaticano II, Constitución Apostólica “Dei Verbum” (1965)
Pontificia Comisión Bíblica, “El pueblo judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia cristiana” (2001) 
S.S. Benedicto XVI, Exhortación Apostólica postsinodal “Verbum Domini” sobre la Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia (2010).


1 comentario:

  1. EL EJEMPLO DE LOS 2 OJOS QUEDO MUY CLARO, A MI ME AYUDO MUCHO PARA ENTENDER

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