"Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:" (Mc 3,6)

5 de febrero de 2011

Dios actúa en la historia - Subsidio 3 del Seminario Bíblico de verano 2011 por FM Parroquial


Subsidio 3 de estudio del Seminario Bíblico de verano 2011 - “Dios actúa en la historia”

I - ¿Qué entendemos por “historia”?

Lo primero que tenemos que tratar es qué entendemos por “historia” y qué clase de historia nos presenta la Sagrada Escritura. Veamos algunas definiciones:


·     Historia significa “investigación, exploración” (cf. Heródoto, “Historiae II”, 118 – griego considerado el “padre de la historiografía”, siglo V a.C.)
·     La historia es investigación – si no hay investigación no hay ciencia – y su objeto son las acciones de seres humanos en el pasado; la historia es para que el hombre se conozca a sí mismo, el valor de la historia es, por consiguiente, lo que nos enseña lo que el hombre ha hecho y, de esta forma, lo que el hombre es. (Robin G. Collingwood, filósofo e historiador británico 1889-1943)
·    Intentan reconstruir el pasado, de una u otra forma. Lo hacen a través de la biografía, la historia política, la investigación de las fuerzas económicas o el análisis sociológico. Los métodos son diversos y dependen del período y de las fuentes disponibles, pero la mayor parte de los historiadores tienen un objetivo: procuran responder a la pregunta “¿Qué pasó realmente?” Pero hay más. Un historiador quiere conocer no sólo “qué pasó”, sino también “qué significa eso que pasó”. Para ello, una parte fundamental de su labor es resolver cuál de las interpretaciones que resultan de los datos, es la mejor, es decir, la que más se acerca a la verdad. Se trata de elegir posibles alternativas mediante el establecimiento de evidencias y argumentos, a fin que algunos escenarios sean considerados más probables que otros o desechados como más improbables. La historia es, por lo tanto, “reconstrucción”. (Lester L. Grabbe, teológo y biblista, Universidad de Hull, Reino Unido).
·    Historia es la forma espiritual en que una cultura se rinde cuentas de su pasado. (Johan Huizinga, filósofo e historiador holandés, 1872-1945).

Estas definiciones de “historia” nos permiten observar que la historia bíblica no es una “historiografía” (un estudio bibliográfico y crítico de la historia y sus fuentes) sino, más bien, una “historia religiosa”. La definición de Huizinga es la que más nos acerca a este concepto: forma espiritual – cultura – rendirse cuentas del pasado. Es interesante notar que  más de un tercio de la Biblia hebrea son relatos. Israel cumplió casi al pie de la letra la consigna de Goethe: «Cada generación debe escribir de nuevo la historia». (José Luis Sicre, Dr. en Sagrada Escritura Pontificio Instituto Bíblico de Roma).

II ¿Qué es la “historia kerigmática”?

“Es un medio para enseñar, para formar, en ocasiones, para edificar e, inclusive, para engendrar compromiso en el oyente. Lo importante es que ella se presenta a las personas como una confesión que demanda una respuesta personal.” (Jan Alberto Soggin 1926-2010). Entonces, descubrimos que la “historia kerigmática” nos permite entender y comprender, recordemos que la hermenéutica es el “arte de comprender” antes que el “arte de interpretar”, la diversidad de acontecimientos y tradiciones provenientes del pasado y referidas al Dios de Israel y su Pueblo. Asimismo, la “historia kerigmática” nos permite entender-nos como Pueblo de Dios en la historia en medio del mundo. Por lo tanto, cuando hablamos de “historia kerigmática” entendemos que toda comprensión de la historia en la Biblia implicará siempre una teología.

III ¿Qué es la llamada: “historia de la salvación”?

El concepto de “historia” nos llega de los griegos, no es casual que en el Antiguo Testamento en hebreo no se encuentre una palabra equivalente para “historia” como sí aparece en los textos griegos (II Macabeos 2, 24.30.32; Ester 16,7 en Latinoamérica; 8,7 en Pueblo de Dios; 8,12g en Jerusalén) a partir de la época helenística (323 al 37 a.C.). La definición “libros históricos” es tardía y no responde a ninguna indicación de los textos originales. La línea histórica que va desde la Creación hasta los últimos tiempos, entendida como un plan de salvación, se origina en el desarrollo de conceptos de variadas tradiciones teológicas del AT que son asumidos en el NT. El Pentateuco, la tradición profética y el movimiento apocalíptico (aprox. 200 a.C. a 200 d.C.) aportaron un enorme desarrollo teológico explicando como Dios actúa en la historia.
La escuela llamada “historia de la salvación” (Beck, Menken, von Hofmann, Delitzsch) se originó en el siglo XIX como reacción a la visión “espiritualizante” de la Palabra de Dios. Esta escuela aportó algo muy importante y es que la salvación se realiza en la historia pero, desgraciadamente, tuvo características muy fundamentalistas y se limitó a ver el cumplimiento del AT en el NT tomando todos los relatos de los textos bíblicos como “historiográficos”. De ahí pasó a la catequesis y a la predicación. Por supuesto, que esto ha sido superado desde el siglo XIX a esta parte, aunque subsiste en los grupos bíblicos denominados “fundamentalistas”.

IV El estado actual de la explicación acerca de Dios actuando en la historia o una renovada “historia de la salvación”.

Veamos que existen tres posturas con respecto a la Biblia y su relación histórica:

1)   Ignorar completamente el texto bíblico y reconstruir la historia, exclusivamente, desde la arqueología y las fuentes primarias (escuela “minimalista”).
2)   Utilizar los textos bíblicos como fuente secundaria, de forma cautelosa y crítica, entendiendo sus elementos teológicos (escuela “histórico-crítica”).
3)   Aceptar ideológicamente a la Biblia como una fuente primaria de la historia, tratando de concordarla forzada y artificialmente aunque existan discrepancias (“fundamentalismo bíblico”).

Actualmente, la investigación sobre la historia de la salvación no se ocupa tanto de la descripción de los hechos, sino más bien de las tendencias teológicas de los autores que han recopilado y redactado las tradiciones contenidas en los Textos Sagrados. Una exposición actual sobre la “historia de la salvación” deberá partir de la “historia religiosa” de Israel y ubicar las palabras y hechos de Jesús desde la fe, sin descuidar el valor de los hechos y las palabras para la salvación. Es decir, que el esfuerzo es mayor y otra vez nos encontramos en la tensión de no caer en extremos.
El Pueblo de Dios, constantemente, realizó relecturas de los hechos salvíficos con diversas explicaciones teológicas. Aunque el AT, tal como lo conocemos hoy es un resultado final de variadas tradiciones y teologizaciones que son recopiladas entre el período persa  (520 a 323 a.C.) y el helénico, sin embargo podemos identificar cambios referidos a épocas distintas porque, sencillamente, la Biblia no es un libro homogéneo, pero para que esto sea evidente a nosotros necesitamos escudriñarla con dedicación y cuidado. Veamos algunos ejemplos de diferentes lecturas hechas por el Pueblo de Dios, a simple vista parecen discrepancias, pero en realidad son explicaciones teológicas propias de cada tiempo:

·    Antes de la deportación a Babilonia YHWH es el Dios nacional de Israel, Aquel que asegura el bienestar y protección de Su Pueblo con su Presencia. Las tradiciones antiguas lo señalan como el Dios que hizo alianza con Su Pueblo, léase por ej. I Samuel cap. 17 a la luz de lo dicho: David un pequeño pastor, el “último orejón del tarro” de su familia enfrenta a Goliat el paladín gigante filisteo y lo derrota invocando el Pacto de Dios con Su Pueblo: Porque ¿quién es ese filisteo incircunciso para desafiar a las huestes del Dios viviente? (I Sam 17, 26); David replicó al filisteo: «Tú avanzas contra mí armado de espada, lanza y jabalina, pero yo voy hacia ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de las huestes de Israel, a quien tú has desafiado.  (I Sam 17, 45). El Dios de Israel es superior a cualquier dios.
En cambio, durante la deportación a Babilonia el pueblo judío se encontraba descorazonado ya que “Marduk” cabeza del panteón babilonio “había derrotado a YHWH” según la antigua creencia, de la mano de Nabucodonosor, de manera apabullante: el Templo había sido destruido, su tierra tomada y su monarquía deportada. Entonces un profeta, dentro de la comunidad judía, desarrolla una nueva explicación teológica: Sólo YHWH es Dios y los demás son sólo ídolos, todo lo que acaece sobre los judíos está en manos del único Dios sobre la tierra que es YHWH. Esto dará lugar al monoteísmo estrictísimo del judaísmo del II Templo. Sobre esto hay numerosos pasajes entre los caps. 40-55 del libro de Isaías.
·    En el Pentateuco encontramos una clara referencia a la responsabilidad colectiva: «El Señor es lento para enojarse y está lleno de misericordia. El tolera la maldad y la rebeldía, pero no las deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos hasta la cuarta generación».  (Números 14,18). Esto responde a aspectos fundacionales de Israel.
En el libro de Ezequiel, en cambio, vemos como el profeta, también de la época neobabilónica, hace otra lectura de esta cuestión en relación a la situación vital de los deportados y animarlos a volver a la tierra: La persona que peca, esa morirá; el hijo no cargará con las culpas del padre, ni el padre cargará con las culpas del hijo. Sobre el justo recaerá su justicia, y sobre el malvado, su maldad. (Ez 18,20). De lo contrario los judíos quedaban sumidos en la derrota y prontos a desaparecer.
·    La fiesta de Pentecostés (“shavuoth” en hebreo) nace como una fiesta agrícola al comienzo del verano, última siega: la cosecha del trigo. Tardíamente se la asocia, en forma oficial por el judaísmo, con la Alianza y la entrega de la Torá en el Sinaí aunque se sospecha que esta vinculación es anterior al tiempo de la Iglesia primitiva. Lo concreto es que hay una clara teologización hecha por el judaísmo, las fiestas pasan a tener un significado kerigmático, tal como lo encontramos en el Pentateuco. Nuevamente, esto es porque responde a la recopilación y redacción definitiva del AT que tiene lugar entre el período persa y el helénico. La Iglesia también hará lo suyo y re-teologizará esta fiesta como el advenimiento del Espíritu Santo, viene a confirmar que la Torá de Israel cumplida en Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida para todos los pueblos y lenguas.

V Conclusión: Dios se encarna en la historia

En primer lugar, es necesario reconocer el beneficio aportado por la exégesis histórico-crítica a la vida de la Iglesia, así como otros métodos de análisis del texto desarrollados recientemente. Para la visión católica de la Sagrada Escritura, la atención a estos métodos es imprescindible y va unida al realismo de la encarnación: «Esta necesidad es la consecuencia del principio cristiano formulado en el Evangelio de san Juan: “Verbum caro factum est” (Jn 1,14). El hecho histórico es una dimensión constitutiva de la fe cristiana. La historia de la salvación no es una mitología, sino una verdadera historia y, por tanto, hay que estudiarla con los métodos de la investigación histórica seria». (…) (Verbum Domini, 36)

Separar el kerigma de lo acontecido en la historia es desconectar a la fe de su fuente. El destino de la Revelación es la carne, el lema de este Seminario Bíblico es: “la Palabra se hizo carne”. La manifestación de Cristo venido en carne es el cumplimiento y la plenitud de Dios actuando en la historia, pero esta historia no ha quedado detenida en el pasado sino que Jesucristo se hace activo y presente en la historia humana para conducirla desde adentro a su salvación. Nuestro kerigma: “Jesucristo muerto y resucitado” se sigue haciendo presente sacramentalmente porque Jesús es el sacramento del Padre así como la Iglesia es el sacramento de Cristo. Cada vez que confesamos el Credo en la Misa estamos admitiendo el hecho histórico de nuestra salvación que se proyecta hasta el fin de los tiempos.    

Mini apéndice I - YHWH, el nombre de Dios como kerigma

«Yo estaré contigo, les dijo a Dios, y esta es la señal de que soy yo el que te envía: después que hagas salir de Egipto al pueblo, ustedes darán culto a Dios en esta montaña». Moisés dijo a Dios: «Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cual es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?». Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy». Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas: «Yo soy» me envió a ustedes». (Éxodo 3, 12-14)

Para aclarar la expresión “(Yo) soy el que soy”, debemos relacionarla con el texto en el cual está, especialmente, con el v. 12. A la objeción de Moisés al llamado, Dios contesta: “En efecto, yo seré [o estaré] contigo” (’ehyē ‘immak). Esta fórmula es típica de los relatos vocacionales (cf. Josué 1,5; Jueces 6,12.16; II Samuel 7,9; Jeremías 1,8; Lc 1,28). Se trata siempre de una fórmula de protección, significa que Dios llama para una misión y promete al mismo tiempo su asistencia para cumplirla o para salvar al pueblo ante una situación difícil. El Dios de Israel se define aquí como el que está presente, protegiendo; por esa razón, es legítimo reconocerlo como el Ser, el Viviente con mayúsculas.

Mini apéndice II - ¿Qué quiere decir “Jesús histórico”?

Esto viene a aclarar conceptos acerca de esto, especialmente la confusión en la que han incurrido algunos biblistas y teólogos que consideran que el “Jesús histórico” es el “Jesús real” cuando en verdad para acercarnos al Misterio del “Jesús real” necesariamente debemos contemplar también al “Cristo de la fe”, la manera en que la Iglesia ha confesado kerigmáticamente su lectura del Antiguo Testamento en clave de Cristo resucitado y así lo ha testimoniado en el Nuevo Testamento. Sin embargo, también es importante tomar en cuenta el estado actual de las investigaciones históricas que enriquecen la ubicación de Jesús dentro de la cultura del pueblo judío, sin entrar a divagar en excentricidades indemostrables y contrarias a la doctrina de la fe católica.
Cuando se habla de “Jesús histórico” en la ciencia bíblica se hace referencia a una abstracción y construcción moderna. “Por el Jesús de la historia entiendo el Jesús que podemos “recobrar” y examinar utilizando los medios científicos de la moderna investigación histórica” (John Paul Meier, profesor de la Universidad Católica de Notre Dame en EEUU, es el mayor estudioso del “Jesús histórico” en el mundo).     

Preparado por Mauricio Shara en base a la siguiente bibliografía:

Textos de la versión argentina de la Biblia “El Libro del Pueblo de Dios”
Mons. Luis H. Rivas, “Diccionario para el estudio de la Biblia”, Buenos Aires, Amico, 2010, 84-87
Lectura de P. Armando J. Levoratti, “Cómo interpretar la Biblia”, Comentario Bíblico Internacional católico y ecuménico para el siglo XXI, Navarra, Verbo Divino, 2005, 14-17 
Apuntes de clase de la cátedra Sagrada Escritura I, Facultad de Teología, Pontificia UCA
Apuntes de clase de la cátedra Teología Fundamental II, Facultad de Teología, Pontificia UCA
Lectura de J.P. Meier, “Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico”, Tomo I, Verbo Divino, Estella, 1998, 47-64
Benedicto XVI, Exhortación Apostólica “Verbum Domini” sobre la palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia, 2010

1 comentario:

Diálogo significa que hay más de una razón para exponer, una conversación entre dos o más personas que manifiestan sus ideas y afectos, también puede ser una discusión. El diálogo nos enriquece, por lo tanto: ¡bienvenida y bienvenido a dejar tu comentario en miel y langostas!

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